En esencia, los organismos policiales deben rastrear el origen de este tipo de acciones, porque solo eliminar los indeseados mensajes no cura ni el problema mismo del hackeo ni las angustias o dudas que pueda generar el hecho… menos las consecuencias, de resultar ciertas las amenazas que leyó Kevin Parker y sus muchachos en ese tiempo. De momento, no hubo paz con la miseria: desde la línea área JetBlue hasta uno de los ejecutivos emblema del propio Twitter (Jack Dorsey) eran intimidados por mensajes que hablaron del posible uso de más de una veintena de explosivos (¡entre C-4 y de fabricación artesanal!) contra estos o sus bienes. Los mensajes menos dañinos, cargados un tanto de egocentrismo o ganas de solo llamar la tención, se limitaron a invitar a sus destinatarios a darle link a @REXYBRUH o a @BE_N, como aparente condición insignificante, “…y les regresaré esta cuenta… y les daré la cuenta de nuevo en unos minutos”, decían los intrusos en sus mensajes.
Preocupa saber que, al final, la cuestión no abandonó la condición de simple sospecha: “al parecer, solo se trató de un hackeo”, dirán muchos. Y es que se trataba de “…tuits bastante extraños donde hablaban de ataques terroristas…”, acompañados de una inusual invitación: “Sigan a @constipated den like cuando esté hecho para seguirlos de vuelta” [Sic]. ¡Paaaaaso!