El propio Chris Martin ha tomado la palabra en público para expresar la negativa de la emblemática banda ante emporios transnacionales, esos capaces de pagar mucho dinero en sus aspiraciones de contratarles la utilización de exitosos temas musicales como parte de la catapulta publicitaria de la mercancía que producen (claro, siempre para obtener el doble o más en el apetitoso terreno de las ganancias millonarias). En esto han tropezado, y caído cuesta abajo en la rodada, tanto la gaseosa Coca-Cola como la textilera GAP; antes, les corrió a sus empecinados lobbistas. Casi como un asunto que genera algún problema existencial, sobre el tema Chris se ha referido a la incapacidad de Coldplay “…de vivir con nosotros mismos si vendiéramos los significados de las canciones de ese modo”.
Cosas entrañas por excéntricas entre gente famosa y hasta adinerada, en comparación con el común de las personas, pero quienes han deseado hacer ganancias con ciertos temas de la banda británica (Don’t Panic, Yello… o Trouble), tendrán que esperar un tiempo impreciso. Tal vez nunca se encuentren con la oportunidad… no con Coldplay. Allí como que hay mucha ética y menos pragmatismo material.