Todo grupo musical necesita un nombre que no solo lo represente, sino que también le otorgue carácter. Es la etiqueta que quedará impresa en la memoria de quienes escuchen su música, una marca que define su esencia.
Entre las infinitas opciones de guitarras, una en particular captura la atención: la Hagstrom Impala. Con su sonido potente y nítido, diseño único y mástil cómodo, esta guitarra se convirtió en la musa de Kevin Parker, llevándolo a bautizar su proyecto más ambicioso como Tame Impala.
La Hagstrom Impala, la favorita de Parker, ha sido su compañera constante en los escenarios. El nombre "Impala" no solo refleja su predilección fonética, sino que también encapsula la conexión sonora que buscaba para sus composiciones, una fusión perfecta con el sonido envejecido que anhelaba. Fue, en esencia, un flechazo musical.
Decidido a compartir la historia de cómo "domó" esta guitarra, Parker incorporó la idea en el nombre de su proyecto. Conocer sus capacidades, entenderla y sentirla como una extensión de sí mismo fue clave.
Este amor por lo retro, unido al apego por su guitarra, llevó a bautizar a su banda con un nombre tan potente como distintivo: Tame Impala. Aunque el modelo que utiliza no es la Hagstrom Impala original de 1963, sino la versión moderna "Hagstrom Impala Black Gloss" del 2015, esta elección sigue siendo sinónimo de la resurrección del rock psicodélico.