Todos sabemos que cuando se trata de percusión, los bateristas son quienes ponen el ritmo a cada canción que se pueda llamar buena. Sin importar el género, el baterista es el encargado de que la canción se muestre en el tempo correcto: ni muy rápido, ni muy lento. En el caso de Coldplay, la batería es ejecutada por un músico muy pero muy completo. Este excelentísimo músico sabe tocar guitarra, bajo, piano, armónica, violín, flauta irlandesa, batería y además canta muy bien.
Aun cuando Coldplay se llamaba Starfish, este joven cercano a los 20 años, no reparó en suplir la necesidad de la banda de un baterista. Estamos hablando del año 1998. Para ese año, los estudios de Will en piano y violín le abrieron el oído, pero la batería terminó por abrirle la mente a una nueva pasión: la percusión. Su compañero Chris Martin le preguntaba, al principio, si se sentía cómodo con el hecho de dejar al resto de la banda la armonía, ya que conocía que este era su fuerte. Obviamente así es hasta la fecha.
Como dato importante sobre Champion, su madre muere de cáncer en el año 2000 y esto lo deja un poco mal emocionalmente. Como apoyo moral por parte de sus compañeros, el disco “Parachutes” fue dedicado a la memoria de la madre del baterista. Sus compañeros desde entonces lo ven como un hombre muy centrado en la vida y capaz de tomar buenas decisiones para la banda y para su propia vida. De hecho, ayuda a la banda cuando hace falta tocar un teclado o una guitarra extra en vivo, o incluso cantar.
Hoy en día cuando le preguntan por sus héroes de la batería, Champion responde sin dudar que son tres: Ginger Baker (del grupo Cream), John Bonham (de Led Zeppelin) y Dave Grohl (de Nirvana, Scream y Foo Fighters). Estos han sido la su inspiración de este músico desde que agarró unas baquetas por primera vez. Sin duda, las buenas influencias de este baterista se han dejado ver en cada una de las canciones de Coldplay, y se seguirán viendo mientras la banda continúe.