Para ello, tomó primero el nombre de Eleanor, por el nombre de la actriz Eleanor Bron, y después el nombre de Rigby, por una tienda en Bristol.
Lo sorprendente es que tiempo despues, Paul McCartney vió en el cementerio de Woolton la tumba de Eleanor Rigby.
También, en el mismo cementerio, apareció en la tumba el nombre de McKenzie, que en la canción vendría a ser el cura de la Iglesia donde transcurría la historia.